martes, 23 de enero de 2007

Sobre la Pena de Muerte


Desde hace ya algún tiempo el tema de la pena de muerte, como alternativa a los distintos problemas que afronta nuestra sociedad, ha sido recurrente en los medios de comunicación y desde ahí en la más coloquial conversación con el taxista.
Sólo quiero presentar mi posición en lo referente a la pena de muerte para el terrorismo, a continuación:

La pena de muerte no es la solución al problema. Es cierto que el terrorismo es uno de los delitos más graves de las que el Perú ha sido víctima, cientos de pueblos indígenas han sufrido los más inhumanos abusos provocados por esta peste, es cierto que el Estado debe poner todas sus fuerzas para impedir que el terrorismo brote nuevamente; sin embargo no es cierto que a la maldad se le tenga que combatir con maldad, no hay lógica en eso.

Preguntémonos, ¿tiene sentido que un mal se elimine por otro mal, o esto generará una suma temeraria? Creo que lo segundo es lo cierto.

Es una certeza científica que la pena más grave no acaba con el delito, no lo disminuye si quiera, y si algo hace aquello será: agravar la situación. No nos dejemos engañar, no perdamos de vista el porqué de la pena, no la usemos para hacer demagogia, por último ni siquiera la usemos para amedrentar a los delincuentes, que siguiendo el camino de la pena más severa se han llegado a cometer los crímenes más horrendos en la historia de la humanidad, tras el escudo del estado y la justicia.

Lo que quiero decirles es que la pena de muerte para los terroristas, no mejorará la situación actual porque estaremos tergiversando el fin de la pena llevándola a los límites de la venganza. Romperemos con la lealtad que el pueblo nos exige con la Constitución, con aquel poder constituido tantas veces mencionado y pocas veces respetado, esto les exijo hoy: respetar la Constitución a ultranza. La Constitución dice que la pena tiene como fin la resocialización, ¿una vez más pasaremos por alto un mandato supremo? La tendencia internacional actual es abolicionista con respecto a la pena de muerte, el Perú es parte de un tratado internacional que no permite agregar nuevos supuestos para la pena de muerte, ¿será que nuevamente nos dejaremos llevar por pasiones y no respetaremos tratados que mancharán el nombre del país?

La conclusión es que no sólo la pena de muerte significaría una ruptura con nuestro ordenamiento jurídico, sino que ni siquiera logrará el fin que persigue, pues no eliminará el terrorismo. Logrará dar apariencia frente al pueblo de que el estado lucha fuertemente contra el terrorismo, lo que sería repetir el engaño continuo a nuestro pueblo.





Dejo claro entonces que la pena de muerte no es la solución al terrorismo, ni siquiera se le acerca. Creo que la solución al problema no pasa por un tema de cambiar la pena ya existente: la cadena perpetua.



Como de lo que se trata es un problema social de gran envergadura, éste tiene distintos niveles de preparación, llámese entrenamiento, ideología, incentivos, financiamiento, etc; el tema de la represión cuando ya se hizo terrorismo creo que podría decirse que queda zanjado con la cadena perpetua (esto también es discutible), pero para acabar con el problema el estado debería empezar a combatir aquellos problemas que hacen que el terrorismo pueda existir como el narcotráfico que financia actividades terroristas, como la educación que es tan pobre que aquellos jóvenes sin formación caen en manos del terrorismo, y así atacar los distintos niveles.



Lo que sucede es que lo más fácil y visible es aumentar o agravar la pena, lo que no quiere decir que es la mejor solución como he podido demostrar. Espero haberlos invitado a la reflexión, y que en adelante cuando vean o escuchen una noticia referente a la pena de muerte, se tomen un segundo más para pensar si es verdaderamente eficiente aplicar la pena de muerte, y no de frente condenar con venganza.








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