jueves, 24 de abril de 2008

Caso Alejandrino Barreto: ¿El tema de fondo es la eutanasia?



Hoy Victoria Tunque no puede caminar, no puede moverse, no puede hablar, ella tiene un daño cerebral producido por la falta de oxígeno. Todo empezó en enero del año dos mil cuatro cuando ella acudió a emergencias del Hospital Regional de Huancavelica para tratarse pues padeció varias crisis asmáticas severas. Después de ser hospitalizada se determinó que por su grave estado de salud debía ser transferida al Hospital de Huancayo. A los minutos de llegar a dicho hospital sufrió un paro cardio-respiratorio que la dejó muerta en vida.

Según la Defensoría del Pueblo (Informe Médico Nº 053-2007-DP-AAE/GEGM elaborado), este desenlace fatal se pudo haber evitado de diversas formas: 1) se le debió hospitalizar desde el primer momento pues ya se encontraba en estado grave, 2) se le debió suministrar medicamentos más agresivos, 3) se debió utilizar un antibiótico adecuado. De este informe se concluye que hubo negligencia médica por parte de los médicos que atendieron a Victoria en el Hospital de Huancavelica y de quienes la transportaron de ahí a Huancayo.

Este caso no hubiera pasado de ser un punto más de las estadísticas médicas y seguramente yo no estaría escribiendo nada al respecto sino fuera por el esposo de Victoria, el señor Alejandrino Barreto. Él explicando la vida desgraciada que hace más cuatro años llevan su esposa, por los dolores constantes que sufre, y su familia, por el daño psicológico de ver a un ser querido sufrir y sumado a eso el hecho de no tener el dinero suficiente para atender su enfermedad, decidió pedir a las autoridades se le permita practicarle la EUTANASIA.

Alejandrino no planteó la propuesta de la eutanasia porque cree que esa es la única y/o mejor solución, sin embargo la situación familiar no le dejaba casi ninguna salida. La realidad es que no tiene dinero para mantener la existencia de su esposa, porque eso sí con la responsabilidad de cuidar a su esposa no le tiene miedo a seguir viviendo, lo que es insostenible es que pueda seguir manteniendo a su esposa y a su casa a la vez sin ayuda de nadie. Según me contó él mismo, un día se levantó y se le ocurrió la palabra eutanasia (que alguna vez habría escuchado) buscó en el diccionario y pensó que esta podía ser la “solución” a su problema.

Planteado así el tema, sonó en los medios de prensa y se interesaron por el caso. “Cuarto Poder” viajó a Huancavelica, a la casa de Alejandrino, a realizarle una entrevista que sería difundida con el rótulo de: “El derecho de morir”. Luego otro programa de televisión, “Fuego Cruzado”, dio cobertura al caso de Victoria y Alejandrino desde la óptica de un debate acerca de la eutanasia.

Cuando entendí como habían sucedido las cosas me causaron algunas serias reflexiones que quiero compartir con ustedes:

Podemos concluir del desinterés inicial de la prensa que del mismo problema se distinguen claramente entre los casos que les sirve a los medios y los que no: 1) un caso que no les sirve es el de una señora de Huancavelica que está postrada de por vida por culpa de mala práctica médica; y 2) un caso que sí les sirve es el que dada esta situación el esposo pida que se le aplique la eutanasia. La primera no es noticia, la segunda sí. Y es que esta división de casos que hace la prensa responde claramente a intereses económicos, es decir se busca que se trate un tema que capte audiencia (por el morbo que produce la noticia) y que gracias a esta las empresas publiciten en su medio.

Por un lado se podría decir que estamos frente a hechos reprochables de cara a la responsabilidad social del comunicador, pues como hemos visto parece ser que su deber-labor de información a la ciudadanía se encuentra subordinado a otros intereses “más importantes” –que en verdad son menos importantes. Por otro lado sin embargo se puede decir que éste no es necesariamente un comportamiento reprochable sino un uso racional de los medios de comunicación sobre todo si se toma en cuenta la necesidad de generar recursos para que el medio de comunicación se mantenga vigente, o sea la necesidad de que la empresa funcione como tal.

En el caso de los medios de comunicación resulta al menos discutible la calificación de actuación profesional como ética o no. Pero es distinto el caso de aquel ente cuya razón de ser es precisamente el ser humano en sociedad, y que este interés se encuentre subordinado a otros intereses distintos resulta condenable desde todo punto de vista. Aquí ya no hay matices, es absolutamente irresponsable y no ético que el estado soslaye el deber de asistencia social para satisfacer otros intereses.


¿Es deber del estado velar por el bienestar de Alejandrino y su familia? Creo que sí por dos razones. Primero porque en una moderna concepción del estado éste no debe limitarse a ser un espectador de las actuaciones de los privados, sino que dadas las desigualdades materiales entre sus “súbditos” éste debe intervenir para equilibrar la balanza a favor de los que menos oportunidades tiene, en el caso concreto y dado el desafortunado destino de Victoria y su familia el estado tiene el deber de coadyuvar a la familia a mantener una vida digna; en Europa con esta premisa se construye lo que se conoce como el estado social de bienestar y desde esta concepción se establece una serie de políticas sociales favorables justamente a los más pobres, ¿ustedes creen que en el Perú haga falta la misma concepción del estado? Yo creo que sí.

Y la segunda razón es porque está prácticamente demostrado que hubo negligencia médica, lo que le impone al estado ya no sólo la obligación, digamos moral, de cumplir con los pobres, sino que hay una responsabilidad penal y civil directa. Sobre este punto debemos anotar que el tema no ha sido llevado a procesos judiciales como corresponde por varios razones entre las que se encuentra el desconocimiento de Alejandrino y su familia, el desinterés del fiscal quien archivó su caso sin hacer ninguna investigación, la indiferencia de los altos funcionarios públicos encargados, y claro la defensa cerrada de los médicos de quienes todavía se espera el informe de junta médica y como van las cosas seguiremos esperando.

Queda en evidencia una vez más la nula intención del gobierno para acercarse a la gente y atender sus problemas y necesidades, peor aún con las personas más pobres quienes deberían estar primeros en la fila. No existen canales de comunicación para que los pobres puedan acercarse al gobierno, y sólo les queda recurrir a extremos como este caso: inventar un pedido de eutanasia para su esposa. La actitud del estado da lástima y me provoca indignación, por eso alzo mi reclamo con el objeto que se ponga de primero en la fila a ellos quienes más necesitan.

Por eso es que dado así el contexto social peruano a mí la noticia del otorgamiento del grado de inversión al Perú me parece triste, porque sólo nos recuerda que el gobierno aprista ha puesto primeros en la fila de la importancia a los inversionistas. No estoy en contra de ellos pero si en contra del lugar que ocupan en las prioridades del gobierno y que deberían ocupar otros.

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