A medida que uno va conociendo cómo funcionan realmente las organizaciones formales de poder en el Perú, va entendiendo por qué las cosas no mejoran. Va desilusionándose.
El Congreso es una gran inutilidad y hay intereses muy fuertes en que así se mantenga por siempre; el Poder Judicial no le da confianza a nadie; el Ejecutivo está subordinado a grupos de poder más grandes; no hay bastiones en el estado, todo es igual ahora (incluido el TC).
Pero, en Navidad no debería decir esto. Entonces debería mentir. No, no puedo. El hecho es que no creo en el Perú, no en el de ahorita.
Acaba de enterarme que el gabinete de ministros de estado acordó observar la Ley de Exoneración de Impuestos a las Gratificaciones de los trabajadores. ¡Claro! ¡Qué otra cosa podía esperar! Yehude ahora es el vocero de estas noticias.
Esto confirma todo.
Conclusión: No creo en la Navidad.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
La decepción Perú
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1 comentario:
Hola José, me parece muy interesante las cosas que escribes, pero creo que el problema no es el PERÚ, si no los peruanos que nada o poco hacemos por mejorar la situación que pasamos, porque es facil quejarse de lo malo que le va al país y la política, pero nadie hace nada por cambiar lo real.
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