martes, 13 de enero de 2009

¿Libertad? de expresión


¿Han visto lo que “La República” ha publicado el sábado 10 de enero en su página central? Nada menos que las fotos que demuestran el trato inhumano o tortura que sufrieron los protestantes del Norte del país en el problema con la mina Majaz. Los perpetradores del hecho nada menos que policías, con uniforme y todo. Los vendaron, amarraron las manos, quitaron los zapatos, metieron sus cabezas en costales oscuros, y los hicieron sentar, caminar mientras les gritaban y les decían que no volverían a ver a sus familias. Y todo por qué? Porque protestaban contra la instalación de la mina en esa zona. Si la mina convenía o no, puede discutirse pero el hecho no dejar de ser lamentable.


¿Sabían que estudios de mercado recientes han arrojado cifras que demuestran que los despidos masivos en el sector minero no se justifican pues los ingresos del año 2007 (exitosos) se han prácticamente repetido el año 2008?


¿Sabían que Alan García ha firmado un decreto supremo por el que se da en concesión una mina en Tumbes sin licitación ni concurso de ningún tipo?


Y estas noticias no han resonado en ningún canal, ni radio, ni diarios, ni en pelea de perros, salvo chispasos aislados de diarios, como “La República”, que hacen algún esfuerzo. A lo que quiero llegar es a lo siguiente:


¿POR QUÉ DIABLOS NO NOS ENTERAMOS ESTAS COSAS POR LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN?


La libertad de expresión es un derecho muy raro. En mi libro dice que es un pilar de la democracia, que sirve para discrepar de las opiniones mayoritarias, denunciar los malos manejos, proteger a las minorías y así.


Pero lo que en verdad es la libertad de expresión es el escudo jurídico de los magnates (muchos tristemente célebres) como el señor Miro Quesada, Delgado Parker, los buenasos de los Crousillat, el señor Ángel Delgado y esos. Claro, ellos funcionan en base a pactos con los poderes económicos y político. “Tú, Alan, nos dejas tranquilos, no te metes con nuestra platita, nada de programitas culturales por interés público, ni nada de nada; y nosotros no sacamos tu porquería al aire”.


Entonces que no vengan con cuentos de que cuando se intenta controlarles un poquito están atentando contra la democracia, las cosas con su nombre, atentando contra su bolsillo y nada más. Si fuese contra la democracia escucharíamos más seguido estas noticias que nadie (casi) nos cuenta.


Por eso, a priori, no me parece mala la idea del congresista Edgar Núñez de obligar a todos los medios masivos de comunicación a establecer una hora de su programación a la realización de programas culturales. Cualquiera con dos dedos de frente puede darse cuenta que lo rápido y felinamente que reaccionaron los periodistas de diversos medios contra esta propuesta respondía a órdenes de arriba.


Por favor, un poco menos de cara dura :)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, quisiera invitarlos a mi nuevo blog sobre las próximas elecciones presidenciales:

voto2011.blogspot.com

Muchas gracias.