domingo, 10 de octubre de 2010

Un miedo tan terrenal


Hace días vengo pensando sobre lo que significa “hacer política”. Comenzó porque escuché a un típico politiquero gritarle a Susana Villarán en pleno debate “¡Chúpate esa, terruquita!”. No puedo ni empezar a describir la repugnancia que me causaba, pero sobre todo, muy sobre todo, me causaba miedo. Un miedo tan terrenal como cuando alguien cercano corre riesgo de morir.

Es que corrían riesgo de morir mis intenciones de “hacer política” (aunque no sepa bien qué significa) del puro convencimiento de que yo no podría aguantar ser presa de tanto insulto. No tengo tanta desvergüenza, luego de una de esas jornadas, llegaría a casa desmoralizado a desarmarme en mi cama. No podría ni dormir pensando qué hice mal y qué debo hacer mañana.

¿Es que “hacer política” implica inevitablemente una gran dosis de caradurismo? Puede ser. Debe ser por eso que los políticos se parecen tanto aunque digan cosas distintas. Debe ser por eso que usan las mismas metáforas para afirmar algo o atacar a alguien, y las mismas bromas para negar algo o defenderse de ese alguien.

Yo, por lo pronto, quiero pensar mis propias metáforas e inventar mis propias bromas.

3 comentarios:

Daniel dijo...

Sería genial ver un político que realmente dice lo que piensa. Es muy raro. Es el precio que uno paga cuando vive en función de los demás: deja de ser uno mismo.

José Humberto Saldaña Cuba dijo...

Me quedo con la primera parte del comentario, no quiero escuchar mas de los politicos las mismas frases hechas de siempre, las mismas argumentaciones que apelan a la sagrada democracia y cosas por el estilo. Un abrazo Daniel!

Andrea Valdi dijo...

Si quieres un buen ejemplo para inspirarte en las bromas pues mira Berlusconi. Y entenderás en que asco estamos metidos aquí... Abrazos de Italia, weon!