domingo, 25 de septiembre de 2011

Permiso para soñar


¿Cuándo comenzamos a creer que soñar es menos que hacer? Tal vez algún momento de la historia nos amenazó con hacer, construir, aplicar, crecer. No tuvimos ni que obedecer, nunca conocimos reglas distintas, no tuvimos siquiera la opción. Tal vez fue 1989, no lo sé.

Está bien, no está mal. Algunas cifras son demasiado contundentes para que un juvenil desafío las ponga en duda. Hay pragmatismo que debe hacerse, hay quienes son excelentes en el menester, hay riqueza que aprovechar. Digo nada más, hace falta una dosis de alma.

Gran suerte para algunos de nosotros nacer en una tierra que nos reta constantemente. Que nos permite ver al otro lado de la vereda un mundo distinto. Una forma de vivir, de pensar, de comer, de ponerse los zapatos. Una multiculturalidad que nos pega bofetadas a la conformidad. Disfrútala.

Si a esa estupenda técnica que abunda incorporamos sueños, adquieren sentido nuestras acciones. Transformamos y no sólo accionamos. Vidas, ilusiones, sonrisas de gentes bien valen la pena.

No dejes a tu vida insomne, duerme, sueña.

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